Ramón Power y su gestión como Diputado a Cortes

Ramón Power y su gestión como Diputado a Cortes

Ramón Power y su gestión como Diputado a Cortes

Carmen R. Vélez Oliver*

¡Tormenta estacionaria en Puerto Rico! Las millones de gotas de agua son los problemas, la tiniebla es el gobierno español, el viento es el vaivén de una sociedad criolla llena de dolor y desespero, ríos desbordándose de tanta ansiedad que hay en el pueblo. ¿Qué ocurrió? ¿Porqué tormenta estacionaria? Miles de jefes de familia en las calles buscando empleo para sostenerse, sin dinero ni para comparar media libra de pan, con hijos casi desnudos ya que no tienen ropa, y los pies más negros no pueden estar de andar descalzos. Algunos enfermos, por causa de las condiciones infrahumanas en que viven, unos se curan y continúan la lucha, pero otros no sobreviven. Sus casas hechas de cartón o de lo que encuentren por ahí, sus dormitorios son hamacas y su único consuelo es que algún día se haga justicia. ¿Por qué tanta pobreza? ¿Por qué tantos problemas?

La economía, el gobierno y la sociedad puertorriqueña se encontraban en un gran túnel, en el que sólo se podía ver un minúsculo rayito de luz. Claridad que representaría el sueño del ilustre campesino puertorriqueño, que en ocasiones, esta iluminación ni se llegó a ver por motivos déspotas por parte del gobierno español. Asimismo, para el 1790, España se vio obligada a pasar por un sinnúmero de sinsabores, los cuales hicieron que este fulgor fuera tomando poder poco a poco sobre esa oscuridad. En aquella época existían dos clases sociales: el criollo privilegiado y el criollo pobre. A pesar de que tenían vidas extremadamente diferentes, carecían de los mismos derechos por los cuales los limitaban. En ellos comenzó a nacer una mentalidad patriótica y un deseo de saber; que para el 1808, este nuevo parecer fue tomando forma cuando acontece la crisis económica más profunda que España tenía que dar frente. Esta fue de tal magnitud que la metrópoli llegó a dudar de sus capacidades para poder solucionar los problemas políticos, económicos y sociales en sus vastos imperios de América.

Las diversas guerras que fue enfrentando España, principalmente su batalla con Napoleón Bonaparte, fueron los causantes de la gran crisis económica que fue presentando esta nación sin poder detener la misma, en la que sin duda alguna comenzó a perder poder en sus colonias. Una vez enterados los países de América, y de primera instancia las colonias, dio paso a la desconfianza de que España no estaba preparada para continuar gobernando a Puerto Rico y sacar de la miseria a los criollos. Las constantes “faltas de respeto” llegaron al punto de que la metrópoli exigiera lealtad, ya que las colonias comenzaron a recriminar el abuso. Dada esta situación, España tenía que convencer y tratar de aliviar los problemas que se avecinaban. Comenzó a desarrollar diversas estrategias como posteriormente fue la Carta Autonómica del 25 de noviembre de 1897, que establecería en la isla de Puerto Rico un sistema de gobierno autonómico luego de 400 años de dominio español. En base a esto, se inició un rastreo de personas que tuvieran amplias capacidades, que estuvieran acorde con las ideas de reformas del gobierno español y que representara al pueblo de Puerto Rico en las Cortes de Cádiz, con el propósito de mejorar las relaciones de España con los isleños. El elegido haría todas las gestiones y sacrificios necesarios como diputado en las Cortes de Cádiz.

El desespero del gobierno español se dejó ver en la búsqueda de alternativas viables para poder encontrarle solución a la situación, que hacía inminente el deterioro de un sistema de gobierno que por un tiempo tuvo su gloria. Para ellos su reputación lo era todo y sus territorios adquiridos ya se estaban dando cuenta de que no tenía el mismo poder, y que en algún momento dado podían perder ese imperio que muchas naciones envidiaban.

Ramón Power y Giralt era el que representaría a Puerto Rico. Favorecido por la  iglesia, llevaría en sus manos el importante cargo de luchar por los derechos de todos los puertorriqueños, daría cátedra de las necesidades de los criollos en las Cortes de Cádiz y entregaría su alma para lograr todo lo que sus compatriotas anhelaban y soñaban por tanto tiempo. Este ilustre nace en San Juan, Puerto Rico el 7 de octubre de 1775. Sus padres fueron Juaquín Power, natural de Bilboa, y María Josefa Giralt y Santalla, de Barcelona. A sus 12 años, Ramón Power y Giralt partió junto con su hermano José de 14 años de edad hacia Bilboa en la Fragata Esperanza, con el objetivo de continuar sus estudios debido a la carencia de escuelas y universidades en Puerto Rico. Luego de haber culminado sus estudios en Bilboa partieron para Burdeos y Bayona donde aprendieron a hablar francés. Después fueron a estudiar al Colegio de Guardias Marinos en 1792. Aproximadamente a los 17 años de edad, alcanzó el rango de teniente de fragata. Para el 1808, Ramón Power y Giralt contribuyó al bloqueo de la ciudad de Santo Domingo en España, para rescatarlos de la invasión de los franceses. Su cargo fue el mando de la división de barcos destinados al bloqueo y operaciones costeras. Como resultado, los franceses pierden y España vuelve a tener en su poder a Santo Domingo.

España decide darle la oportunidad a sus colonias de que eligieran un representante. En el 1809 la Junta Suprema de Sevilla los convoca con el propósito de que cada uno de ellos trajera las instrucciones para que fueran llevadas a cabo por unanimidad de la corte. Estas instrucciones fueron redactadas por los ayuntamientos de San Juan, San Germán, Aguada, Arecibo y Coamo. Esta oportunidad de tener un representante hizo que el puertorriqueño tuviese la valentía de expresar su mentalidad patriótica que por causa del temor nunca se habían atrevido a dejarse sentir.

La figura de Ramón Power y Giralt sería el inicio de un cambio político, social y económico para Puerto Rico con miras a reconocer el sistema de gobierno español. El militar criollo, Ramón Power y Giralt sería el vínculo más importante que tendría España para que los puertorriqueños comenzaran a confiar en la política española. Con este nombramiento, se empezó a propiciar la expresión abierta de un sentido patriótico que jamás se hubiese imaginado España. El arzobispo Arizmendi pidió a Ramón Power y Giralt que representara verdaderamente los derechos de los compatriotas naturales de Puerto Rico, pues la misma iglesia había visto y vivido los problemas políticos, económicos y sociales que pasaban los puertorriqueños.

La primera vez que fue electo Ramón Power y Giralt no fue a las Cortes de Cádiz porque la Junta Suprema de Sevilla se disolvió tras una serie de enfrentamientos con los franceses. En el 1810 anularon las elecciones de diputados celebradas en el año anterior y convocaron a nuevas elecciones. Es aquí donde Ramón Power y Giralt es reelecto por segunda vez y viajaría a España en mayo de ese mismo año para comenzar sus actividades en las Cortes de Cádiz. En su búsqueda de reformas logró ser seleccionado al importante cargo de vicepresidente en las Cortes Cádiz.

Para el 1811, en las colonias de América había estallado una rebelión contra el dominio español. Los criollos se quejaban de la falta de una constitución que le protegiera los derechos fundamentales. Los sentimientos de lealtad expuestos inicialmente por estos cedieron ante la afirmación de las diferencias que los separaban de la metrópoli. Este foco de rebelión ocurrió en Caracas, Buenos Aires y México, quienes deseaban con ansia su independencia. De estos disturbios se percibían las quejas y agravios que los criollos sentían contra España.

Algunas de las colonias ya admiraban la forma ordenada federal y democrática de las nuevas naciones, pero en especial la de Estados Unidos. A muchos les gustaban los ideales que exponía la Revolución Francesa debido a la naturaleza contractual o de igual vínculo de ambos lados. Inmediatamente los caraqueños, quienes eran miembros de la Junta Revolucionaria comenzaron a enviar cartas, proclamas y emisarios al pueblo de San Juan expresando su alianza con las Cortes de Cádiz por su afinidad e igualdad de ideales. En ocasiones la casa de San Juan denegó varias peticiones para evitar revoluciones en la isla, lo que causó que diera nacimiento a criollos, que secretamente eran revolucionarios y apoyaban las ideas que el cabildo de San Juan había rechazado.

Como consecuencia, el día menos pensado los puertorriqueños acabaron en la puerta de la casa de San Juan expresando su cansancio de soportar los injustos tratos por parte de los españoles. Proclamaban que no llevaran batallas hacia Caracas ya que estos estaban de su lado. Esto hizo que para el 1810 el Consejo de Regencia enviara una Cédula brindándole al gobernador de Puerto Rico facultades omnímodas con el propósito de no aceptar caraqueños en la isla para así evitar los levantamientos contra el gobierno, y en caso de que ocurrieran, que tomara todas las medidas necesarias para enfrentarlo.

Durante este proceso continuaba el prestigio social y su influencia en los círculos de poder de familias españolas. La economía en diversos núcleos familiares del país no estaba mal, ya que muchos de estos agricultores tenían grandes extensiones de terreno, esclavos y producían productos que se podían exportar, como por ejemplo, el café y el azúcar. La familia de Ramón Power y Giralt era de las que se encontraban en semejante situación; era por esto que, a pesar de la crisis española, confiaban en la representación de Ramón Power y Giralt para apaciguar al pueblo criollo, pero también estabilizar las clases privilegiadas de España que quedaban en América.

Para ésta época (1810-1811) surgen debates públicos en los que se discutían los diversos problemas que presentaba la isla. Aunque en aquel momento no existían partidos políticos en Puerto Rico, el debate político era manejado por tres bandos: conservadores, reformistas y separatistas. Los conservadores anhelaban mantener el sistema mercantil exclusivista como un gobierno autocrático de los capitanes, generales, la hegemonía de las iglesias y los privilegios de los peninsulares en el gobierno y la economía; porque en estas circunstancias el sistema de gobierno español tenía el control total que esperaba seguir manejando hasta sus últimos días.

Ramón Power y Giralt se enfrentaría en sus gestiones con un problema que era casi imposible de resolver; buscaría alternativas y soluciones para una economía que no se proyectaba en el plan económico de los españoles, ya que la metrópoli era mercantilista. Por causa de tener poca orientación en el desarrollo agrícola estos se vieron obligados a buscar nuevas alternativas que los ayudara a seguir dominando sus vastos imperios y mantenerse en pie de lucha en América. Este sistema mercantil no completaba exitosamente las expectativas económicas que la isla requería para salir a flote, ya que necesitaba más mano de obra; ya sea de los negros, o de los criollos. Esto provocaría un aumento en la tasa de esclavos, añadiéndole así otro problema más que habría que resolver.

Los grandes hacendados, en su mayoría, habían enfrentado la ruina económica, por la falta de préstamos o dinero para mantener la producción y la mano de obra. Las gestiones de Ramón Power y Giralt fueron criticadas enormemente porque muchas personas decían que estas iban dirigidas para un grupo elegido. Sin embargo, ese grupo no era en sí tan selecto porque el sistema de gobierno estaba en decadencia, y solo deseaba aparentar que aún podía seguir dirigiendo a las colonias con todo su poder.

En las colonias comenzaron a movilizarse grupos de criollos, jóvenes que habían estudiado en Europa donde el cambio social y la nueva mentalidad iban floreciendo sin ningún tipo de control. La vida en este periodo fue cambiando rápidamente ya que los hijos de españoles nacidos en la isla, o “criollos nativos”, estaban deseosos de aventuras y de comenzar a esparcir sus ideales de libertad y de justicia social. Esto le fue quitando fuerza a un Ramón Power y Giralt que fue elegido en las Cortes de Cádiz en tiempo de tinieblas. Ello no le quita mérito a sus gestiones, pero si hubiera sido en otra época, estas hubieran rendido mejores frutos. Su nombramiento respondió a la necesidad del sistema español y no alas necesidades del pueblo de Puerto Rico. La elección de Ramón Power y Giralt fue más política que económica, pues él representó a un sector privilegiado que deseaba con urgencia resolver los problemas que presentaban la metrópoli.

Ramón Power y Giralt parte hacia España con las instrucciones que se le habían encomendado en la isla. Iba con más ganas que nunca de sacar a Puerto Rico hacia adelante. Contando con el apoyo de todos, iría de mensajero e intérprete de las necesidades que urgían desde hace mucho tiempo atrás. Estas instrucciones eran las preocupaciones socioeconómicas que los puertorriqueños anhelaban solucionar porque tenían todos los instrumentos para progresar, pero la mala administración española no se los permitía.

Algunas de sus instrucciones fueron: la extinción de la pesa ganadera o abastos forzosos de carne a la capital, los ivus de alcabala, la rebaja de los tributos, la supresión de los diezmos y primicias, y la abolición del derecho de envoltura que gravaba la destilación del ron. Se aconsejaba la parcelación y distribución de tierras baldías para el desarrollo agrícola, lo cual contribuiría a una igualdad social y política. Además, se requería la construcción de vías de comunicación, libertad de comercio de harinas y negocios con naciones extranjeras por 15 a 20 años, habilitación de nuevos puertos, el desarrollo de un sistema contributivo basado en el principio de proporcionalidad, el fomento de la instrucción popular y el establecimiento de una universidad, así como la fundación de un hospicio para las artes mecánicas con salas de corrección de ambos sexos por separado y con otras de huérfanos educados con igual separación. Reclamaban el derecho de los criollos a ocupar preferentemente los cargos públicos y la libre exportación de ganado. Señalaban las necesidades de hospitales y casas de salud, y recomendaban que la isla fuera comprendida en el territorio de la Real Audiencia de Caracas, donde debían dirigirse las apelaciones y recursos, que se llevaban en ese momento a Cuba.

La mentalidad criolla había madurado en relación a un gobierno autónomo, en el cual aceptan su atraso en la agricultura y deciden impulsarlo con la ayuda de los países que tenían un sistema capitalista. Este sistema constaba con la creación de un Banco Nacional, para recaudar las contribuciones e impuestos provisionales, con aumento de ellas, alivio de los contribuyentes, y prosperidad de la agricultura, comercio e industria de la isla. Estas ideas fomentarían la economía y agronomía en Puerto Rico.

Ramón Power y Giralt le dio a Puerto Rico la oportunidad de crecer como país de gran identidad, aunque sus gestiones fueran criticadas por parte de algunos escritores. Resaltó en aquel momento el poder y los derechos que le dieron la autorización para representar a Puerto Rico en las cortes españolas. Después de la invasión de los Estados Unidos de América en el 1898, el país tuvo que esperar diez años para que se les permitiera tener un representante como lo es un comisionado residente.

Ramón Power y Giralt logró tener voz y voto en las Cortes de Cádiz y logra diversas gestiones que ayudarían a la isla a organizarse. Sin embargo, la persona que nos representa hoy día en el Congreso de los Estados Unidos, el comisionado residente, apenas se le da la oportunidad de gestar acción alguna sin la anuencia de las autoridades americanas. Desde la primera década del siglo XX solo tiene voz en el Congreso estadounidense. Sobre el particular, Luis Díaz Hernández, profesor de Historia y Geografía de La Pontificia Universidad Católica de Ponce, Puerto Rico expuso:˝En un principio, después del 98, tuvimos un representante sin voz, sin voto; un observador; luego, con el tiempo, de 10 a 12 años después, se logró tener voz, y hasta ahora ningún comisionado de Puerto Rico ante el Congreso Norteamericano tiene el poder que tenía Ramón Power y Giralt.”

Las gestiones realizadas por los comisionados residentes de Puerto Rico en los últimos años, para el periodo histórico que vivimos, han sido poco productivas si las comparamos con una época tan limitada en el aspecto político, económico y social. No le restamos mérito a las gestiones realizadas por los comisionados actuales, pero durante una era de tanta transición y lucha, no se le reconocía derechos a muchos ciudadanos. Con una nación que controlaba en lo absoluto, Ramón Power y Giralt realizó unas diligencias que se han considerado de suma importancia cuando hablamos de gestiones políticas.

Históricamente, Puerto Rico ha logrado monumentales avances en cuanto a política se trata. Es preocupante que hoy Puerto Rico no cuente con diversas personas capacitadas para poder encaminar su destino como un país políticamente soberano. Todavía los representantes actuales de Puerto Rico, como los comisionados residentes, no han podido lograr su voto en el Congreso. En el pasado como en nuestro presente Puerto Rico ha enfrentado diversos cambios en el proceso político, especialmente a nivel de los comisionados residentes. Entiendo que continúa siendo un sistema de gobierno sin derechos y sin deberes.

No obstante, esta representación no le ha ayudado a Puerto Rico para igualarse o estar a la par con diferentes estados de la nación Norteamericana. Los logros han sido de poco alcance comparándolos con las gestiones realizadas por Ramón Power y Giralt. Estas rindieron más frutos que las gestiones llevadas a cabo por los diferentes comisionados, como lo fue desde el 1901-1905 Federico Degetau, 1905-1911 Tulio Larrinaga, 1911-1916 Luis Muños Rivera, 1917-1932 Félix Córdova Dávila, 1932-1933 José Lorenzo Pesquera, 1933-1939 Santiago Iglesias Pantín, 1939-1945 Bolívar Pagán, 1945-1946 Jesús T. Piñero, 1946-1965 Antonio Fernós Isern, 1965-1969 Santiago Polanco Abreu, 1969-1973 Jorge Luis Córdova, 1973-1977 Jaime Benítez, 1977-1985 Baltasar Corrada del Río, 1985-1992 Jaime Fuster, 1992-1993 Antonio Colorado, 1993-2001 Carlos Romero Barceló, 2001-2005 Aníbal Acevedo Vilá, 2004-2008 Luis Fortuño, hasta nuestros días con Pedro Pierluisi desde el 2009. Puerto Rico necesita poner en claro de una vez y por todas la representación de dichos servidores políticos de los dos partidos en turno. Por lo tanto, se debe establecer la necesidad de elegir la participación directa e indirecta de Puerto Rico ante el Congreso. Este proceso de voz y voto ya debe ser pedido por Puerto Rico, ya que lleva mucho tiempo siendo colonia de Estados Unidos sin poder pedir nada, solo recogiendo aquello que queda o que le imponen otros congresistas.

El sistema de gobierno español fue una autoridad déspota, ahora Estados Unidos es un país con democracia. Sin embargo, Ramón Power y Giralt logró mucho más que lo que nos representa hoy día, a nivel comercial. Puerto Rico tuvo avances en el siglo XIX. No obstante, nuestro destino comercial está aún en manos de Estados Unidos. La diferencia entre ambas naciones es de un sistema mercantilista (España) y un sistema capitalista (Estados Unidos) por el cual se espera del capitalista hasta el día de hoy, donde no hemos podido ver avances.

El claro talento de resolver los diversos problemas nacionales que se planteaba en aquel momento o día a día fueron de eterna gloria para Ramón Power y Giralt, se acordó trabajar por la querida isla donde había nacido, con todo su empeño siempre estuvo claro a lo que dedicó su juventud. En aquel momento promovió la libertad y la justicia para Puerto Rico, por tal razón pidió derogar la odiosa Real Orden del 4 de septiembre de 1810. Esta daba a los capitanes generales de Cuba y de Puerto Rico las facultades omnímodas de plazas sitiadas, en la que se dejaba campo libre a la voluntad de aquellos jefes para poder actuar a su arbitrio en el gobierno de las Antillas. Ramón Power y Giralt comprendía perfectamente el ilustre criollo, que si el fin supremo de la sociedad es realizar el bien, este debe realizarse dentro del ejercicio de la libertad, porque el bien efectuado por la fuerza es un bien falsificado y problemático.

Después de defender la patria puertorriqueña en el terreno político, comenzó sus gestiones en el área económica logrando grandes avances. Por estas gestiones conquistó la confianza de todas las personas en la isla, ya que las reformas realizadas fueron importantísimas para el progreso de Puerto Rico.

Pertenece a la gloria con júbilo estas gestiones y recordaremos a Ramón Power y Giralt como el gran ilustre que dejó sus huellas de victoria. Muere en plena juventud, pero sus acciones permanecerán grabadas para siempre y se llevarán a comparar en las diligencias de los comisionados que han representado a Puerto Rico en los últimos años.

A mi entender, Ramón Power y Giralt logró mucho más durante su nombramiento en las Cortes de Cádiz que los que nos sirven en representación de Puerto Rico en el siglo XXI. No le quitamos mérito a las gestiones que han realizado los diversos comisionados residentes, pero he concluido que las diligencias que rindieron verdaderos frutos fueron las de este insigne hombre puertorriqueño. En aquella época era casi imposible lograr lo que alcanzó Ramón Power y Giralt, pero en nuestros días, en la democracia en que vivimos podemos lograr mucho más de lo que pensamos. Para así poder vivir en una sociedad de igualdad de derechos como los demás estados.

¡Coño! ¡Puerto Rico! ¿Por qué continuamos así? Tanto nadar para morir en la orilla. ¡Sí! Aceptemos que en la época en que vivimos podemos lograr mucho más. ¿Qué ha pasado criollo campesino? ¿Qué sucedió gobernadores y comisionados residentes de Puerto Rico? Al parecer, todos recorremos caminos diferentes pero un mismo sueño. Queremos un Puerto Rico fijo, basta ya de la ley 7, de cierres de gobierno, corrupción y de indecisiones. De qué nos sirve ser rojo, azul, verde si de cualquier manera estamos hundiéndonos por falta de unión, entendimiento y común ideal. Si aspiramos prosperar tenemos que ser el cambio que queremos ver en nuestra isla Puerto Rico. Ahora bien, ¿qué cambios ansiamos? Te has puesto a analizar, ¿cuál sería la situación si hubiésemos continuado con España con todo lo que había logrado Ramón Power y Giralt y sus gestiones como diputado en las Cortes de Cádiz? ¿Nos hubiese ido mejor?

En cambio, con la invasión de los Estados Unidos entendimos que tendríamos un sinnúmero de oportunidades que solo algunas de ellas se han visto. Si Puerto Rico hubiese tenido un buen plan de combate en aquella época, ahora mismo fuésemos un país independiente, pero ya es muy tarde para cambiar lo que ya está concreto.  Puerto Rico nació para ser libre, prosperar, realizar cosas inmensas, no para ser el sirviente de un imperio como lo hemos sido en los últimos siglos. La gran interrogante es: ¿anexión con los Estados Unidos o independencia total? ¿Quién nos llevara a la cima como país? ¿Quién nos representará como el célebre Ramón Power y Giralt?


Notas al Calce

* Estudiante de la Escuela Superior Domingo Aponte Collazo y ganadora del premio en la Primera Categoría del Concurso de Ensayos sobre la Conmemoración del Bicentenario de la Constitución de Cádiz, entregado el 12 de julio de 2012.