Puerto Rico y la Guerra Civil española

Puerto Rico y la Guerra Civil española

endi.com
por Carmelo Delgado Cintrón
martes, 11 de julio de 2023

Puerto Rico y la Guerra Civil española

La Guerra Civil Española (18 de julio de 1936-1 de abril de 1939) es uno de los acontecimientos más importantes y singulares del siglo XX. Su influencia e interés trascendió España y se convirtió en un evento internacional, de primer orden, que influyó en numerosos países y abarcó distintas temáticas y debates ideológicos de esa época, como el liberalismo republicano, el catolicismo, el socialismo, el fascismo, el comunismo, el anarquismo, el sindicalismo, regímenes dictatoriales, la democracia, los países dependientes, la monarquía y la democracia parlamentaria. Así como el examen crítico del incivil conflicto militar propiamente dicho, y sus consecuencias europeas y americanas. Se convirtió en noticia diaria en todos los países del mundo, que observaban el duro combate militar producto del alzamiento de los militares desafectos contra la II República Española instaurada en 1931 y los que la respaldaban y su implicación con otros sectores políticos.

En el ruedo ibérico combatieron los españoles de diversos bandos, pero también numerosos extranjeros que allí estudiaban o vivían. Así como otros, que por miles vinieron a participar, unos por su cuenta y otros encuadrados en las Brigadas Internacionales (BI). Se calcula que participaron alrededor de ciudadanos de cincuenta naciones y entre unos 35,000 a 50,000 Brigadistas que pelearon a favor de la República Española. Las tropas de los generales sublevados, que dirigía el General Francisco Franco, recibieron ayuda militar de la Italia fascista y la Alemania nazi. Murieron en España unos diez mil Brigadistas y miles de otros países. El Gobierno republicano dio su autorización para la participación de las Brigadas Internacionales el 22 de noviembre de 1936. La Brigada Lincoln, (XV BI) donde se reunieron los hispanoamericanos, norteamericanos, canadienses fue de las más famosas y combativas y lucharon hasta octubre de 1938, que se marcharon por acuerdo del Comité de No Intervención de Londres.

A España, desinteresada y libremente, como voluntarios, fueron a combatir, como soldados o milicianos, a favor de la República Española y sus ideales, unos ochenta y cinco puertorriqueños, unos estaban ya en España, otros en Nueva York y la mayoría viajó desde San Juan. No es hasta pasados más de setenta y cinco años que se conoce los detalles de esa gesta épica. La historia, personal, política y familiar detallada de estos luchadores, es por primera vez expuesta al público a principios del siglo XXI. Es por esta época que pueden usarse libremente los archivos españoles, norteamericanos, rusos y los depósitos documentales de otras naciones cuyos ciudadanos participaron. También se pueden recurrir a nuevos libros, revistas, documentales, obras musicales, gráfica desconocidas de la época de la guerra civil, testimonios nuevos que estaban prohibidos o vedados de consultar, también películas, obras literarias, cuentos, poesías y otros elementos que esclarecen la participación puertorriqueña en la Guerra Civil Española y en las Brigadas Internacionales.

Los historiadores José Alejandro Ortiz Carrión y la investigadora Teresita Torres Rivera aportan una obra única, que examina minuciosamente la temática antes mencionada. Su contribución es el libro titulado: “Voluntarios de la Libertad. Puertorriqueños en defensa de la República Española 1936-1939, publicado por Ediciones Callejón, (San Juan, 2015, hay segunda edición ampliada). Otro libro cuyo autor es el doctor Luis Ferrao, titulado Puertorriqueños en la Guerra Civil Española: Prensa y Testimonios 1936-1939, publicado por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico en 2009, explora el tema en áreas específicas como su titularidad afirma. Este libro de Ortiz Carrión y Torres Rivera ha permitido también que la presencia puertorriqueña se haga sentir en los continuos foros internacionales donde se discute y se reinterpreta esta temática. Antes el tema sobre los puertorriqueños y la guerra civil estaban ausente y no se le hacía justicia a los que lucharon, pues su gesta quedaba desconocida.

En aquella época, 1936 hasta 1939 la sociedad puertorriqueña se dividió tajantemente ante los hechos ocurridos en España entre la República Española y los generales sublevados. Inmediatamente que se inició la guerra civil se fundó la Asociación Pro Frente Popular Español en Puerto Rico, destacándose el joven Antonio J. Colorado, otros fueron miembros muy activos fueron Ramón Lavandero, Tomás Blanco, José A. Buitrago, Juan Bosch, Eugenio Font Suárez, Guillermo Atiles Moreau, José M. Toro Nazario, Bolívar Pagán. Estos con ayuda de profesores universitarios e intelectuales realizaron numerosas actividades para defensa de los ideales republicanos. Lograron donativos para ayudar a los fines humanitarios de la República Española. Con motivo del segundo año de la guerra civil, se celebró en el Teatro Tapia el 19 de julio de 1938 una actividad donde participaron los grandes poetas Julia de Burgos y Luis Palés Matos. La Guerra Civil y la participación de los nuestros era el tema de conversación en todos los pueblos, periódicos, programas de radio y escuelas. El país siguió con enorme interés las incidencias y accidentes de la guerra y los actos heroicos de los Brigadistas.

Nos enteramos por la narración histórica de Ortiz Carrión y Torres Rivera que: “Los primeros puertorriqueños que se incorporaron como voluntarios de la libertad y que vivieron el drama del frente de Madrid en los primeros meses de la guerra fueron los siguientes: los exilados políticos José Enamorado Cuesta, y Emilio R. Delgado, y los estudiantes de Derecho Rubén Gotay Montalvo y Carmelo Delgado Delgado, que se incorporaron a las patrullas de milicianos y de guardias de asalto que combatieron a los sublevados en los cuarteles militares y a los emboscados…y el estudiante de medicina Jorge Carbonell Cuevas, que prefirió incorporarse como miliciano a la columna del coronel Julio Mangada….” También participaron en diversas tareas militares-médicas los estudiantes de medicina residentes en Madrid como Ricardo Cordero, Juan Avilés Pérez, y José Soto García y los médicos Francisco Pérez Dueño, Pedro Hernández del Valle, y José Ramos Mimoso. Otros, como el estudiante de filosofía Jorge Luis Porras Cruz y el delegado nacionalista en Madrid Filiberto Vázquez López trabajaron en la retaguardia como voluntarios de acción cívica y cultural. Otro puertorriqueño, Jesús Martínez, que se incorporó al combate activo fue el veterano de la Legión Extranjera Francesa de Argelia que peleó en la zona de combate de Barcelona. En octubre de 1936 llegó el cubano-puertorriqueño Pablo de la Torriente Brau desde La Habana como corresponsal de guerra. Los puertorriqueños que se integraron a las BI combatieron duramente en diversos frentes, usualmente, como hemos dicho, en la Brigada Lincoln. Se combatió en diversas batallas como las del Jarama, (febrero de 1937) y Brunete (febrero de 1938) También pelearon los Brigadistas puertorriqueños en el frente de Aragón, Quinto y Belchite (agosto de 1937), Fuentes de Ebro (octubre de 1937), Teruel (diciembre de 1937 hasta febrero de 1938), y Segura de los Baños ( febrero de 1938).

No podemos mencionar a todos los Brigadistas boricuas pero recordamos a Antonio Pacheco Padró, quien fue también cronista; Luisa María y Esmeraldo Castro, de Nueva York; Vincent Usera Battistini, quien era un Marine de Estados Unidos y que fue a observar y reportar al Departamento de la Guerra en Washington D.C.; los tres hermanos Carbonell, de Cabo Rojo; Manuel Cofresí; Jaime Masjuan; Emiliano Marín; Ángel Ocasio; Miguel Ángel Estela y Ernesto Cruz Ortiz; Ulises Bauza; Máximo Gómez; Rafael Rodríguez; Felipe Martínez, alias Felipe Céspedes. Además, lucharon siete marinos mercantes puertorriqueños. El joven estudiante de Derecho y combatiente puertorriqueño, natural de Guayama, Teniente Carmelo Delgado Delgado, fue juzgado en Valladolid en consejo de guerra y fusilado por el régimen franquista, no quiso que los representantes diplomáticos de los dominadores de su patria, los Estados Unidos, le salvasen. Cuando el embajador y agentes consulares de USA le ofrecieron salvoconducto, no lo acepto. El Teniente Carmelo Delgado Delgado dio personalmente los mandos para su fusilamiento al pelotón o piquete de soldados y murió gritando: “Viva Puerto Rico Libre”. Muchos puertorriqueños fueron prisioneros de las cárceles franquistas, muy duras e inhumanas. Otros compatriotas fueron internados en Campos de Concentración en Francia y África del norte, y eventualmente repatriados.

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