Las acusaciones a Donald Trump y la candidatura de un tráfala
por Carlos E. Ramos González
miércoles, 14 de junio de 2023
Las acusaciones a Donald Trump y la candidatura de un tráfala
El expresidente Donald Trump es ahora acusado por la fiscalía federal. Las acusaciones responden a presuntas acciones que constituyen delitos federales graves que incluyen acciones tipificadas como obstrucción a la justicia y conspiración bajo las leyes de espionaje. Si prevalecieran todos los cargos imputados, se expondrá a 400 años de cárcel. Ya tiene también una acusación estatal relacionada con delitos electorales. Se espera pronto algún procedimiento penal sobre este mismo tipo de delitos por violar las leyes del estado de Georgia. Sigue bajo investigación federal por su participación en el ataque al Capitolio del 6 de enero del 2020.
Sin embargo, su apoyo no disminuye ni su base electoral. Este sustento incondicional ocurre en un sector político que le “pertenece”. Sin duda, una parte significativa del Partido Republicano ha adoptado una frase conocida del expresidente. Me refiero a una expresión que podría ser, en su día, su epitafio. En parafraseo dice así: “Me paré en el medio de la Quinta Avenida, maté a una persona y no perdí ni un voto”. Por eso su campaña se dirige solo a su grupo de apoyo. En esta etapa primarista su objetivo es ganarle a los demás. Se estima que tiene al menos un tercio de los votos, lo cual será más que suficiente para la candidatura. El resto de los votos se repartirá entre los demás candidatos.
Veremos cómo su estrategia de defensa será lograr el atraso del caso hasta después de las elecciones. Con ello persigue usar las acusaciones como arma electoral. Si gana, usa su poder ejecutivo para descarrilar las acusaciones federales o concederse un “autoindulto”. Si pierde, aspira a que cualquier futuro presidente(a), lo indulte por la “unión y sanación del país”.
Muchos buscan sin éxito explicaciones a esta realidad electoral norteamericana. Este individuo es un delincuente que posee las características humanas más despreciables. En el español de los puertorriqueños: es un tráfala. El Tesoro lexicográfico del español en Puerto Rico expone varias acepciones de este término: “persona despreciable”, “persona de mala apariencia, que actúa socialmente de forma baja”, “referido especialmente a persona vulgar, de poca valía o estima” y “persona que actúa sin escrúpulos ni vergüenza”. El lector puede escoger o marcar todas las anteriores para describir a Trump.
Sin embargo, como antes he señalado, hay que trascender al individuo y el argumento ad hominem para explicar el fenómeno de su apoyo electoral. Después de todo sus contrincantes primaristas, en mayor o menor grado, esbozan muchas de las ideas de Trump intentando ser menos tráfala pero no con ello menos sinvergüenza. La sociedad norteamericana, la democracia representativa y la sociedad de mercado capitalista se encuentran en crisis. Esa realidad debe ser el ancla de todo el análisis de la situación actual.
Nuestro sistema educativo está diseñado para relegar a un segundo plano el estudio de la historia. Contra ello, recordemos que, en 1932, en las elecciones de Alemania, Hitler inicia el acaparamiento del poderío estatal logrando que el Partido Nacional Socialista Alemán (nazis) obtuviera una tercera parte del parlamento alemán. Dentro de la legalidad vigente, eventualmente logra ser Canciller del gobierno. En 1933 y 1934, convoca dos plesbicitos en los que participa casi el 95% del electorado alemán. En ambos, logra que entre el 90% y 97% del electorado aprueben sus propuestas. Aunque hubo todo tipo de represión para obtener estos resultados, lo cierto es que una inmensa mayoría apoyaba un programa de gobierno fundamentado, entre otros asuntos, en el odio a los judíos y al marxismo. Aquel era también un electorado y un país que se sentía humillado por la derrota sufrida en la Primera Guerra Mundial y cansado de la política tradicional. Había una economía quebrada de inflación, desempleo, mucha hambre y desesperación.
De esta manera, si el fenómeno nazi tiene explicación, Trump y las ideas que representa también lo tienen. Mientras tanto, también hay que seguir descifrando al tráfala sin que ello nos haga perder el horizonte.
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