La Nueva Clase
20 de diciembre de 2007
por Antonio García Padilla
La Nueva Clase
La jornada de admisiones que acaba de concluir ha sido altamente exitosa para la Universidad de Puerto Rico. Hemos admitido 14, 338 nuevos alumnos. De ellos 60.1% son féminas, y la mayoría de ellos, el 60.6%, son egresados de las escuelas superiores públicas del país.
Esta captación es la más grande que tiene la Universidad desde 1998. En efecto, admitimos 2,071, ó 16.9%, estudiantes más que el año pasado. Y lo más significativo es que ello se obtiene manteniendo los altos estándares académicos de la Universidad y sin aumentar la actual capacidad de admisión de los programas académicos. Sencillamente, hemos conseguido casar los intereses de los estudiantes, con los espacios que tenemos disponibles en nuestros programas, maximizando así el nivel de ocupación de la Universidad.
El perfil de los admitidos es excelente. El promedio de escuela superior de la clase entrante es de 3.51 –una clase de honor. Aproximadamente uno de cada diez se graduó con 4.00; uno de cada cinco con más de 3.90. En las pruebas de aptitud verbal y matemática del College Board, los futuros universitarios obtuvieron puntuaciones promedio de 546 y 567, respectivamente, 95 y 101 puntos sobre el promedio obtenido por todos los estudiantes de Puerto Rico que tomaron la prueba en octubre de 2006.
El éxito de esta temporada de admisiones responde a varios factores:
Primero, al creciente interés por los programas de la Universidad de Puerto Rico. Este años recibimos 18,386 solicitudes, 579 (3.3%) más que en el pasado año. Ese aumento en las solicitudes responde a su vez, en un mercado inteligente como el nuestro, al convencimiento de los puertorriqueños de que, conflictividades de un lado, la Universidad es la mejor apuesta educativa. La mejor apuesta porque busca la excelencia, a través de programas académicos acreditados por agencias del mayor rigor, a través de un claustro de docentes con doctorado en sus disciplinas, a través de instalaciones diseñadas por arquitectos de primer orden, a través de iniciativas de investigación que tienen la creatividad de nuestros jóvenes, a través de las oportunidades de apertura al mundo que brindan sus programas de intercambio, que suscribe el 95% de todas las publicaciones científicas de autoría puertorriqueña, que gradúa 10,000 profesionales al año.
Segundo, a la conveniencia y facilidad que al proceso de admisiones le añadió la nueva plataforma electrónica que inauguramos este año. De hecho, la nueva página de admisiones, que abrió en septiembre de 2006, había recibido al 15 de junio de 2007 tantas como 690,655 visitas. Esta plataforma permitió que los estudiantes explotaran sus oportunidades de acceso a cada uno de nuestros 400 programas académicos en los once recintos y sometieran sus solicitudes de admisión en línea. De hecho, el 16% de todas las solicitudes de admisión recibidas, fueron sometidas por vía electrónica, un aumento de 303% sobre el 2006.
Tercero, a un cambio en la interacción de la Universidad con sus solicitantes. Por primera vez, los candidatos que por alguna razón no fueron admitidos a alguno de los programas a los que solicitaban inicialmente, en vez de recibir una carta de denegación a la Universidad, recibieron una invitación a explotar otros programas de nuestra oferta a los que sí cualificaban. En otras palabras, con el apoyo tecnológico adecuado, la institución pudo brindar el máximo acceso que le permiten sus recursos. Mediante este proceso los futuros universitarios pudieron explorar, en tiempo real, sus opciones –programas para los que cualificaban y había espacios disponibles- y radicar en línea nuevas solicitudes de admisiones. Asistida por estas tecnologías, la Universidad sólo se vio precisada de enviar 257 cartas de denegación –es decir, 98.6% de los solicitantes o fueron admitidos a los programas que solicitaron o recibieron alternativas de ubicación de parte de la Universidad del pueblo.
Cuarto, a la expansión de los programas de traslado. La Universidad de Puerto Rico, reconociendo las ventajas –económicas y de adaptación a la vida universitaria- que conlleva el que los estudiantes comiencen sus primeros dos años en un Recinto cercano a su hogar, logró viabilizar al máximo esa posibilidad. Así, por ejemplo, este año, por primera vez, 31 estudiantes entrarán al Recinto de Río Piedras para iniciar allí la carrera de Ingeniería antes de trasladarse a Mayagüez para culminar el grado. Lo mismo pueden hacer en Cayey, Humacao, Ponce y Bayamón.
Quinto, a la creciente presencia de la Universidad de Puerto Rico en las escuelas públicas y privadas del país. La vinculación con las escuelas es parte importante de nuestra agenda estratégica decenal que llamamos “Diez para la Década.” Esa presencia se proyectará en todas las áreas, desde la capacitación de los maestros en ciencias y matemáticas, hasta la enseñanza de las nociones básicas de nanotecnología. En el pasado año académico, la Universidad tenía no menos de 45 proyectos de capacitación en las escuelas del país, e invertía más de $15 millones para apoyarlos.
Al final del día, el ingreso de los nuevos admitidos a la Universidad adelanta un proyecto que comenzó en la mayoría de los casos de hace 12 años, cuando estos jóvenes que se allegan a la Universidad ingresaron a la escuela elemental. Es el proyecto de capacitación de los puertorriqueños para el ejercicio profesional y para la vida de una vida mejor. Es el proyecto que se fortalece con una Universidad de Puerto Rico robustecida en cada uno de sus componentes. Es el proyecto de la Universidad para Puerto Rico.