Nota de la Edición Académica

Actas de la Cámara de Delegados de Puerto Rico 1905 - 1906

Nota de la Edición Académica

San Juan de Puerto Rico
2013

En varias ocasiones, se interrumpe la continuidad de la transcripción de las actas de la Cámara de Delegados que se publican en este tomo. Esa discontinuidad obedece  a que los originales de las actas han sufrido mutilaciones. En algunos casos, páginas completas fueron sustraídas de los libros originales. Conviene poner el asunto en contexto:

Una de las aportaciones a las fuentes historiográficas más importantes y determinantes para conocer la realidad del devenir histórico puertorriqueño lo hace la Academia Puertorriqueña de Jurisprudencia y Legislación con la publicación de las Actas de la Cámara de Delegados de Puerto Rico. Expresar que esta corporación académica publica dichas actas no exterioriza las tareas realizadas para llegar a ese cometido. La Cámara establecida por la Ley Orgánica de 1900 (Ley Foraker), se vio siempre impedida de darle publicidad a los record de las discusiones, debates y otras incidencias parlamentarias que ocurrían en su seno. La difusión de los trabajos legislativos era no sólo un deber, sino una obligación legal para con el Pueblo de Puerto Rico que tenía el derecho y la obligación de conocer esas discusiones de asuntos que competen a su destino y bienestar. Sin embargo, esa obligación fue escrupulosamente descargada por el Consejo Ejecutivo, la otra cámara legislativa, de la Asamblea Legislativa establecida entre 1900 a 1917, que editó y publicó anualmente sus actas.
La razón para que la Cámara de Delegados no pudiera dar a la imprenta y distribuir sus Actas se debió a la negativa del Consejo Ejecutivo y del Gobernador de aprobar los fondos requeridos. Entendemos que el carácter y el talante de la Cámara de Delegados, contribuyó a solventar ese trato discriminatorio. Me refiero a que la Cámara de Delegados estaba integrada por puertorriqueños de elección popular cada dos años, y la representación de todas las circunscripciones insulares permitía discusiones sobre los intereses y las aspiraciones del país. Entre las contradicciones de la dependencia territorial se encuentra esta, la ignorancia y la ocultación de las discusiones de las opiniones de los delegados que representan a todos los habitantes del país. Ese desconocimiento constituye un desafuero y un atentado contra los derechos básicos de los ciudadanos y el hecho se repitió durante los diez y siete años que existió esa cámara. Desde 1917 hasta que la Academia Puertorriqueña de Jurisprudencia y Legislación decidió iniciar la publicación de esas Actas, estas se encontraban esparcidas en archivos y otros lugares, inaccesibles para el interesado en conocerlas. Reunirlas e iniciar su edición resultó un trabajo fatigoso, hasta se tuvo que visitar a un coleccionista de libros raros y objetos, que tenía uno de esos libros-registros originales de la Cámara de Delegados.

Estos libros de actas, originales, están letra cursiva manuscrita y se necesitó mecanografiarlas y digitalizarlas, para poder imprimirlas, para que sean de libre acceso. Sabemos que históricamente en nuestro país, así como en otras naciones, libros de vital importancia han sido mutilados o suprimidas secciones y partes por personas interesadas que no desean sean conocidas o que lesionan sus intereses o fama. El archivo de la Capitanía General de Puerto Rico, que obraba en la Biblioteca Carnegie, de San Juan, fue desaparecido, por terceras personas. Las obras completas de Eugenio María de Hostos, fueron recopiladas y al realizarlo fueron editadas, suprimidas ciertas páginas y cortados numerosos párrafos. Ello ocurrió durante los años previos al centenario de 1939, cuando se recopilaron dichas obras para imprimirlas en La Habana. Es por ello, que un historiador de la literatura las ha llamado: “Obras completas, incompletas”.

El problema no es sólo nuestro: cuatro volúmenes de los Diarios de Lewis Carroll, están desaparecidos y siete páginas de los que están disponibles han sido
eliminadas. El artista gráfico Aubrey Beardsley quiso destruir su importante obra, salvándose para la humanidad porque sus amigos no acataron su pedido. Gustavo Adolfo Bécquer pidió a sus compañeros que, a su muerte, destruyesen su correspondencia amorosa, lo cual hicieron, perdiéndose para la historia de la literatura fuentes de máxima importancia.

En cuanto a las Actas de la Cámara de Delegados de Puerto Rico, Segunda Sesión de la Tercera Asamblea Legislativa de 8 de enero de 1906 a 8 de marzo de 1906 faltan en el original las páginas: 121-122 / 290-292 / 326 / 328. Se da cuenta en los textos antes indicados la falta de tales páginas, que aparecen suprimidas en el texto manuscrito cursivo original.

Que con esta constancia, se renueve la voluntad de que en el futuro, menos que en el pasado, la constancia de la historia, en Puerto Rico, y en toda la humanidad, se libere de mutilaciones, alteraciones y atropellos.